martes, 20 de julio de 2010

Santo Tomás de Aquino IV

2.3. La trascendentalidad ontológica.
Heidegger estudia las razones por las que la ontología antigua se olvida de preguntar por el ser. Uno de los motivos están en que el ser es el concepto más universal. Por lo menos el concepto de ser es el concepto más universal de todos. Aristóteles lo llamó trascendentales. Son los más universales de todos. Ya dada implícitamente en el nivel del nous. El concepto del ente está envuelto en todos los otros conceptos, latente. A esta implicación alude la doctrina de Avicena: el concepto del ente es el primum de todos los otros conceptos. Primero significa que es el concepto supuesto en cualquier otro como su trasfondo y que se incluye en todo lo que uno conoce, como punto de partida y como punto de llegada, como límite de todo análisis conceptual porque la resulución de todos los otros conceptos está en el ente. Como punto de partida, como arranque de una síntesis conceptual. Todos los otros son deudores del concepto de ente. Esta universalidad está en el nivel del nous todavía no explícita. La universalidad explícita se da en la sofía. Esta noción llega por medio de la abstracción. Pero hay dos abstracciones. Hay una perfecta y una imperfecta. La diferencia está en que nuestro entendimiento deja atrás en la perfecta las diferencias entre los entes distintos reteniendo lo que hay de común entre ellos. Estos dos funcionamientos dan lugar a una lógica de la abstracción completa y una incompleta. La lógica de la abstracción completa es perfectamente legítima en el dominio de conceptos que se prescindan las diferencias, cuando las diferencias no tienen la índole del concepto de que se trata. Por ejemplo los conceptos genéricos (especies, géneros) las diferencias entre los animales no son ningún animal. Concepto de viviente respecto de las diferencias entre sensitivo y no sensitivo, o cuerpo respecto animado e inanimado, sustancia respecto material e inmaterial. Por más que subamos en la escala la situación siempre la misma. Las diferencias quedan quedan fuera del concepto que concretan. Los conceptos genéricos no contienen lo que cada uno de los interiores tiene de propia, sino únicamente lo que tienen esencialmente de común, no lo que hay de propio. Si el concepto de ente prescindiera de sus diferencias estaríamos ante un concepto comunista, ante el archigénero, el género supremo, es un concepto casi vacío, pero el ente no es un género ni se debe a una abstracción completa, es ilegítima cuando se abstrae del concepto de ente. La razón es que las diferencias entre los entes tienen la misma índole del concepto de que se tratan, las diferencias entre los entes tienen la misma índole del concepto de que se tratan, las diferencias son entes y si son entes no pueden no pueden quedar fuera del concepto de ente. Si el ente es concepto genérico llegará a una contradicción poque si fuese genérico las diferencias quedarían fuera porque no son entes. Son nada. No pueden diferenciar. No hay dos especies para hablar de género. A final se niega que sea un género. Es pura imposibilidad que el concepto de ente sea genérico. No es posible que el concepto de ente no sea un género. El ente no es un género. Es más y menos que un género. Es más que un género. La idea del ente está dado lo común, y también lo que cada una tiene de propio. Como no es género Santo Tomás no es Hegel. Hegel decía que el puro ser y la pura nada son uno y lo mismo. Se identifica la idea de ser y la idea de nada, esto es un ente como género. Es el más lleno de todos los conceptos porque contiene no sólo lo común sino también lo diferenciado.
En un concepto está metida toda la realidad pero cómo. Las diferencias están en el ente sub quamdam confusionem, confundidas con ella y esa confusión no es accidental, que tenga pero podía no tener, eso es falso -como cree Spinoza. La sustancia no es accidental, es esencial a la misma noción de ente, nunca puede abandonar, es esencial. Si comenzamos a destacar la noción de las diferencias ya no hay un concepto del ente, hay muchos conceptos - se desvirtúa la noción del concepto del ente, si el ens es trascendental, al hablar de la verdad de los entes, resueltos que la verdad misma es trascedental, la noción de verdadd no por ser la verdad de los entes es trascendental. La propia está en confusión. El concepto de ente necesita la confusión. Todas las diferencias están en el concepto del ente. Para que se pueda referir a todos los entes. La aptitud de los conceptos trascendentales es distinta de la de los conceptos géneros. Esta es limitada, categorial, se extiende a muchas cosas, la aptitud de los conceptos genéricos porque sólo se retiene lo común no a todas sino a muchas realidades. Esta limitación es esencial, no puede ser nunca abandonada. Hay diversas dosis de limitación -conceptos más o menos universales que otros -de acuerdo con la doctrina lógica, cuanto mayor es la comprensión menor es la extensión y viceversa. Cuando más notas se extiende a menos.
Pero esto no sucede con el ente. Su universalidad no está limitada sino ilimitada -trascendentalidad-; se debe a que recibe lo común y lo propio, por ello se refiere a todas las realidades. Por eso no tolera la aplicación de la intensión y la extensión. Porque intensión se identifican entre sí. La trascendentalidad ontológica, queda en la aptitud del concepto de ente para referirse a todas las realidades. La vía para adquirirla es la de la abstracción imperfecta.
Esa capacidad o aptitud está fundada en la realidad. El platonismo concibe la entidad como algo que se da fuera de los individuos. El nominalismo cree que la entidad se da realizaza en los individuos. El nominalismo cree que la entidad se da realizada en los individuos. El nominalismo acierto excepto su concepción del individuo porque lo reducen a mera diferencia, fuera de todo lo común. Pero los entes individuales coinciden siendo distintos: tan irreales son las diferencias prescindidas de lo común, como lo contrario. Esa irrealidad está en que no se puede ser ente diferente sin ser ente, como ser ente sin ser diferente. El único modo de negar la diferencia es negar la pluralidad. Si los entes son diferentes dentro de una cierta coincidencia que se da entre entes diferentes. La realidad está entre diferencia e identidad, y lo es de manera indivisible, de manera conjunta: los entes individuales están siendo un ente distinto. Tan radical es la coincidencia como la diferencia. Esta radicalidad se debe a que ambas tienen un fundamento común: el esse, raíz de la identidad y la diferencia. El ser es ocmún a todas las cosas, pero también de diferencia. Por ello la acusación de Heidegger: el insistir en la universalidad no lleva al olvido del ser, sino al descubrimiento del esse.

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