martes, 10 de agosto de 2010

Duns Scotto II

2.LA UNIVOCIDAD DEL ENTE
Cuando elabora su solución al problema del conocimiento se mueve en la preocupación de no excluir la realidad divina y que el conocimiento humano tiene que ser abstractivo con el fin de poder fundar el discurso metafísico: hay que entender que el concepto de ente sólo puede estar en condiciones de justificar el discurso metafísico si ese concepto del ente sea por sí mismo predicable de Dios y de las criaturas, de la sustancia y de los accidentes. Reconocer esto se predica de Dios y de las criaturas unívocamente. El concepto de ente no sería unicomprensivo si no fuese unívoco, ni trascendental. La univocidad resulta demostrada. Es la prolongación de la tesis del conocimiento. Scotto sintió la necesidad de aducir dos razones. El problema de la univocidad era nueva en agustinianos y tomistas, porque todos los conceptos trascendentales eran análogos. Por iluminación admite que esos conceptos son cortados por el patrón de la realidad divina (agustinianos); entonces esos conceptos no pueden ser predicados de las relaciones crecidas sino analógicamente. Por la abstracción de las nociones trascendentales advierten que esos conceptos están cortados por el patrón de las realidades simbólicas, y no se puede predicar en Dios unívocamente sino análogamente (tomistas). Scotto intenta resolver esto mediante la univocidad del ente. Quería asiignar que el objeto es muy preciso. También quería disolver la frontera entre teología positiva y negativa. Ya se comenzaba a llegar al agnoscticismo de la teología negativa.
La teoría de la univocidad es la más seria de justificar la positividad del discurso teológico filosófico. Si se tiene en cuenta que el gran filósofo, Enrique de Hante defendía la analogía de forma que comprometía la posibilidad de que el hombre accediese al conocimiento filosófico de Dios. Predicaba que las pimeras mociones se predican analógicamente entre Dios y las criaturas, había una univocidad analógica aparente porque en realidad no hay un solo concepto de ente sino dos, uno es predicable de Dios y otro de las criaturas. Esa unidad analógica sale de la debilidad e imperfección de nuestro entendimiento. En un primer momento no distingue ser participado y no participado. Esa confusión viene facilitada por la semejanza entre el ser divino y las criaturas. El fundamento de la analogía es la debilidad del entendimiento humano. Santo Tomás diría que es la composición de las cosas. Enrique de Gante es nominalismo y fideísmo. Si lo que dice es cierto jamás podríamos estar ciertos de la univocidad de los conceptos universales porque esi el concepto de hombre se predica unívoco de Sócrates y Platón, podría ser una superposición de conceptos. Si están unificados es porque son muy semejantes entre sí. El fundamento de los conceptos universales habría que buscarlo en nuestro entendimiento que funde en una dos o más representaciones distintas. La afirmación de la univocidad de Scotto era frenar el nominalismo que se venía venir.
También hay otro inconveniente: el fideísmo. Los primeros principios positivos están formados por las primeras nociones (la no contradicción -ens y no ens). Si ese concepto ens no posee una unidad sino que es unívoco y se resuelve en dos concenceptos distintos, los primeros principios entonces no rigen toda la realidad porque en un caso las primeras nociones del ente infinito y ese principio rigiese sólo ese campo, y otro primer principio sobre la noción de finito con otro principio. Scotto cree que esto se evita si se examina críticamente: hay que determinar el objeto propio y las consecuencias que se derivan de ahí, la univocidad. En el concepto del ens para que sea unívoco debe tener un determinado concepto de ens: prescinde de las determinaciones predicamentales y los modos intrínsecos (finitud e infinitud). La prueba evidente es que el concepto de ente en un segundo momento es indeterminado sin reservas interiores. La absoluta simplicidad del concepto de ente le impide variar de significado. Siempre se predica en el mismo sentido. Tiene un problema gnoseológico, no ontológico. La preocupa más el poder llegar a Dios a través de las criaturas, no lo que hay en común entre creador y creatura. Pese al abismo metafísico hay un concepto que permite satarlo. Afimar que lo que está más allá no está fuera del horizonte cognoscitivo del hombre. Es preciso saber si esa unidad tiene un fundamento formal, real o es lógico. Si es lógica hemos abierto el paso al esceptcismo okhamista. Si esa unidad tiene fundamento en la realidad nos lleva al panteísmo. Scotto fue consciente de esta último cuestión. Hay una comunidad entre el ser infinito y el ser finito. Porque el ser no puede ser considerado como un género. La finitud y la infinitud son modos extrínsecos del ser, no son perfecciones que se le añaden, sino modalidades que le determinan originariamente, no sucesivamente o en un segundo momento. La finitud y la infinitud están contenidas en la noción de ser. Es inseparable de ellos. Aunque sea separarable de ellos es posible prescindir de esos modos en el plano lógico. El concepto de ente se predica de todos los seres porque se revela como indiferente frente a la finitud o a la infinitud. Sobre la base de la teoría de la univocidad está su peculiar noción de ens casi absolutamente vacía.

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