jueves, 12 de agosto de 2010

Duns Scotto IV

4. EL HOMBRE
Contrastó su manera de pensar con la agustiniana y la de Santo Tomás. El compuesto humano: admite que el hombre es sustancia compuesta de cuerpo y alma, la relación del alma con el cuerpo es materio-formal. Alma es la forma substancial del cuerpo. El problema es si es la única forma. Santo Tomás dice que es incompatible la pluralidad con la sustancia humana. A Scotto le preocupaba más salvar la inmortalidad del alma y por eso admitía un pluralismo de formas sustanciales. Enrique de Gante pensaba que además del alma intelectiva en el hombre está la forma corporeitatis, principio formal en virtud del cual nuestro organismo es apto para recibir una forma espiritual. Enrique no era partidario de un pluralismo de formas pero en el caso del hombre es indispensable discernir dos formas substanciales porque hay una colaboración entre los padres y Dios al engendrar. Esa intervención dual le hacía preciso distinguir dos formas sustanciales. Santo Tomás pensaba que el hombre es lo que es en virtud de una única forma que es el alma, en virtud del alma tiene cualquier determinación. La exigencia de la forma corporeitatis, la saca Scotto del hecho de la vida. Scotto asume a Enrique pero extendiéndola a todos los casos en los que haya vida. El salto de la realidad inorgánica al viviente es tan cualitativo que requiere una forma radicalmente diversa que otras formas. Piensa que la experiencia le da la razón porque el cuerpo independientemente del alma es lo que es inmediatamente después de la muerte, sigue siendo un cuerpo determinado. Eso es la forma corporeitatis.
Otro problema es la relación de una formas con otras. Cuando una forma forma parte del cuerpo o es la primera -sustancia- o es la segunda -accidentales- porque si no no habría un ente, unicidad sale de la forma. Las formas no comprometen la unidad porque están puestas a nivel distinto se disponen jerárquicamente, las otras están subordinadas en la superior. La superior es la razón de ser de las formas inferiores y por ello da unidad al compuesto. Santo Tomás otra razón, pluritas non est ponenda sine necesitate. Scotto dice que es un principio que no admite excepciones salvo cuando hay contradicción. Porque la forma intelectiva es la forma más perfecta, el alma racional contiene todo lo vegetativo y lo sensitivo pero eso hace referencia a la vida intelectual, sensitiva y vegetativa. Cómo explicar aquello que está privado de vida: puede una forma sustancial serlo de dos cosas contradictorias, lo viviente y lo no viviente? Cuando el cuerpo muere no se puede explicar las determinaciones del cadáver. La solución es la forma corporeitatis.
El alma unida al cuerpo tiene dos potencias, entendimiento y voluntad. Cómo se relacionan con el alma de la que son potencias o entre sí? Se roza el tema de las relaciones estáticas entre entendimiento y voluntad. Scotto soluciona esta relación con su teoría de la distinción formal. Además también está el problema de las relaciones dinámicas entre ambos dos: qué quiere decir que nada es querido si antes no es conocido? La voluntad depende tan intrínsecamente del entendimiento que no llega a ser originalmente distinta. La distinción que Scotto establece entre entendimiento y voluntad es una distinción formal. Dos perfecciones se distinguen realmente cuando no se implican recíprocamente, la una existe sin la otra. Distinción de tipo físico, dos realidades: la distinción lógica no se puede encontrar en la realidad y que es debida a una consideración del lógos. Esa consideración puede deberse a que considera una misma cosa desde diversos aspectos o bien considera diversos aspectos de una misma cosa. En este segundo caso no depende tanto del punto de vista cuanto de la complejidad de esa cosa. Es el objeto que se presta a considerarse así: esto le llama distinción formal. De ahí que va acompañada de la colectiva distinto formalis ex natura rei.Un ejemplo de la distinción formal es la que se da entre el ens y los atributos trascendentales. Formalmente la entidad no es la verdad, ni bondad, sin embargo estos atributo se implican mutuamente y se remiten de modo que es el ens un saber que es rerum, unum. Esta es el caso de la distinción entre alma y las potencias y el de las potencias entre sí. El alma no se identifica formalmente ni con el entendimiento ni con la voluntad. Pero es inconcebible sin voluntad ni entendimiento. Soluciona las relaciones estáticamente de las potencias. Más difícil resulta considerado en su propia operación de manera dinámica. Este problema arranca de un hecho de experiencia interna que dice que el querer sigue al entender. Esa precedencia del entendimiento es de difícil interpretación.
Los aristotélicos piensan que la influencia de el entender sobre el querer es determinante. El querer sigue los dictámenes del entender. Scotto se sujeta más que nunca a la escuela agustiniana. Está convencido de que hay que admitir esa dependencia causal, significa que el intelecto causa la volición por medio de la intelección. Si esto fuera verdadero no se ve cómo es posible salvar la libertad. Porque la libertad en primer lugar es que la voluntad tenga capacidad de auto-determinación, que esté indeterminada. Esta condición no se cumpliría si estuviera movida por el acto cognoscitivo. O los dictámenes de la razón son discutibles o indisolubles. Si no los puede discutir no hay libertad. Si son discutibles entonces no determinan. Si el acto volitivo está determinado por el entender, algo extrínseco de la voluntad, el acto de querer no es propiamente de la voluntad, no procedería de la voluntad. La voluntad tampoco podría querer su propio querer, no sería dueña de sus actos. Si el entendimiento fuera libre podría determinar la voluntad salvando la libertad, pero no lo es. La experiencia interna se acepta si el entender previo no es la causa determinante del querer. Si hay primacía del entendimiento debida a la natural precedencia del conocer frente al querer. Los actos de la voluntad serían efecto de la intelección. La causa es más perfecta que el efecto. Scotto dice que no siempre es así. La experiencia interna atestigua que la voluntad ejerce un dominio frente a las otras potencias, apetitos, memoria e inteligencia. También hay una dependencia inversa. Del entender respecto del querer. No hay en ninguno de los casos una dependencia causal de correlación, cualquier influjo siempre es verdadera que el entendimiento no es causa total del acto del otro. Influir no significa realizarlo. Hay una autonomía operativa de la voluntad y del intelecto. Son facultades autosuficientes. Influjos extrínsecos. Por eso la voluntad no tiene nada que ver con la evidencia. Tampoco el entendimiento puede suprimir el acto de querer. El acto de entender es exclusivo del entendimiento y al igual el querer. La voluntad ordena al entendimiento. El entendimiento le prepara el camino. Los intelectualistas insisten que no debe olvidarse que es inconcebible con querer que no preceda al entender. Su dependencia del entendimiento para Scotto no prueba que la prioridad del tiempo sea más importante. Sólo el hombre dotado de entendimiento puede ser racional. Scotto dice que tan racional es por el entendimiento que por la voluntad.

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